Hasta hace relativamente poco, sólo se podía hablar con propiedad de la diversidad macroscópica de un ecosistema. La introducción de técnicas de ecología molecular ha permitido penetrar en el complejo y difícil mundo de la diversidad microscópica, fundamental para el mantenimiento del ecosistema. Los microorganismos constituyen el 10% del total de las 1,8 millones de especies descritas en la biosfera (7700 especies de bacterias, 70000 especies de hongos, 40000 especies de algas y otros tantos de protozoos). Sin embargo, el estudio de la presencia de microorganismos por técnicas moleculares sugiere que el número de especies no descritas puede ser de al menos 10 millones en el caso de bacterias, o 150.000 en hongos. Existen aún numerosos ambientes naturales que se encuentran poco o nada estudiados, en los que se desarrollan microorganismos con capacidades metabólicas nuevas y potencialmente interesantes para el hombre. Es el caso de ambientes marinos como los sedimentos de las profundidades oceánicas, así como de las comunidades microbianas criptoendolíticas (viven dentro de las piedras), o de las asociaciones en forma de micorrizas (hongos y plantas).
También se están descubriendo microorganismos completamente nuevos en lugares tan conocidos como los fangos que se generan en el fondo de las depuradoras de aguas residuales, denominados lodos activos por la gran cantidad de organismos que contienen y que son muy activos para eliminar los contaminantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario